
Más feliz que hielo antártico derritiéndose,
en whisky de doce años
Más feliz que osezno comiendo caviar
Más feliz que salmón desovando hasta la muerte
Más feliz que lámpara de aceite,
en una mina de Lota
Más feliz que el árbol que se fue a plantar al mar
Más feliz que la hormiga que rescaté del w.c
Más feliz que lluvia sobre los campos
Más feliz que santo canonizado
Más feliz que calendario sin Lunes
Más feliz que sombrero de mago
Yo sé que he estado triste:
Más triste que escuchar a Neruda,
en una café de Valparaíso,
mirando como se pierde una lancha en el horizonte
Más triste que una rosa en el cementerio
Más triste que jubilado asaltado,
a la salida del INP
Más triste que ciego leyendo esto
Más triste que quitasol en Punta Arenas
Más triste que lustrabotas en la playa
Más triste que calzón de monja
Más triste que los bronces de Neil Amstrong
Yo sé que he sido falso:
Más falso que lágrima de arrepentido: cocodrilo
Más falso que flor de plástico
Más falso que orgasmo de prostituta
Más falso que novia con vestido blanco
Más falso que tango en Santiago
Más falso que nube simétrica
Más falso que sonrisa de hiena
Más falso que helado de invierno
Más falso que vals de los novios
Más falso que presidiario evangélico
Más falso que el perdón
Más falso que tu amor
Más falso que circo de pulgas
Más falso que consejos del charqui “El arriero”
Más falso que horóscopo de diario
Conclusión:
Más feliz que triste,
pero más falso que ambos
al considerar estos datos,
No hay más opción que no dar fe a lo leído.
No por nada,
Gonzalo rima con falo:
todo lo que escribo,
sin duda que es falso.
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