7 dic 2007

MANIFIESTO CONDUCTISTA.


I. Estímulo incondicionado:

Seré un estado
de carne, huesos, venas,
articulaciones, sangre
e instinto, sobre todo
instinto adiestrado – domesticado.

Prometo no dar paso en falso premeditado
por el que tú me hayas demarcado
por centurias de años, de ensayos y errores
marcialmente corregidos del Homo Erectus,
hasta el (¿Sapiens?) en que estamos,
fuego condicionado: “Habilis”.

Responder al más mínimo estímulo
provocado, al son de lo por ti dispensado,
programándome a tus designios.
Motivando mis nuevas normas
que por acción u omisión desterré
inviernos atrás:

- Despedirme con un beso, refuerzo positivo.
- No tirar las toallas, refuerzo negativo.
- Llamarte si es medianoche, refuerzo positivo.
- No mojar la taza del baño, refuerzo negativo.
- Recordar las fechas importantes, refuerzo positivo.
- No sorbetear la sopa; los mocos, refuerzo negativo.
- Regalarte de vez en cuando rosas, refuerzo positivo.
- No quedarme dormido después de…, refuerzo negativo.
- Contenerte en aquellos días, refuerzo positivo con bonus track.
- No usar mi sleep favorito, aquellos, del elástico vencido, refuerzo negativo.
- Sacarme los calcetines cuando hacemos el amor, refuerzo positivo.
- Limpiarme los pies al entrar a la casa, refuerzo positivo.
- No cortarme las uñas de los pies, refuerzo negativo.
- Afeitarme para no punzarte con mi barba, refuerzo positivo.
- Celarte por tu cantante, refuerzo negativo.
- No llegar pasado a frituras o chatarras: sopaipas, arrolladitos,
sándwich de pernil con ají, completos con chucrut,
pichanga, con cilantros entres los dientes, las manos engrasadas,
las mismas que querrán sumergirse por debajo de tu falda.
Refuerzo negativo: ¡Doble falta!

II. Respuesta incondicionada:

Críame cuervo, sin afán de explotar tus globos,
comulgando contigo torbellinos y peñascos
triturando cristales el cráneo,
chiRRiando los sesos en sartén ovalado,
consumiéndome a fuego lento, digestión de
mil años.

Responder a los decibeles de tu voz,
acatar las pautas mas inverosímiles,
adoptar posturas indeseables,
remitirme al son de tu levante
hexagonal y convexamente sexuado
diametralmente, de preferencia sexuado…

A los cuales acudiré raudo al llamado
sin razón de Ser
amalgama de respuestas encallando,
haciendo el mismo acto y la presencia.
Una reverencia,
acto de seguir claudicando someramente
hasta el ficus incorruptus de mi espinazo
empinado, tres, vértebras en rodaje,
engranaje a juicio del reloj suizo.

Hombre a tierra, punta y codo
con el cuchillo entre los dientes,
asimilando el sonido del metal
y marfil fastuosamente desarmado estoy
mimetizado por ti, la toda, Toda soberana,
enfermamente mimetizado, escondido
en tu rostro, detrás de tu iris.

III. Respuesta condicionada:

Entonces,
condicionándome como buen sabueso
al olor estricto de tu sexo,
a no responder a estímulos externos,
aprender en la experiencia,
placentera – displacentera, hermenéutica
castigado por tu indiferencia,
recompensado por tus senos,
inhabilitado para comer en corral ajeno
royendo la carroña en tus dedos, en tus uñas, más adentro,
entregado a la limosna de tus deseos primeros,
arrodillado en la varianza incontrolable,
difuminado en causas y efectos,
motivado por la acción,
aletargado por la reacción,
sin segundos de discernimiento,
abocado a seguir con este cuento,
empujado por la santa gloria
de seguir al pie de la letra
la lujuria frenética
de carruaje y cochero,
malabarista en tu circo
por monedas de pordiosero
bofeteado por alas de paloma blanca
esperando en el umbral de tu puerta,
por refugio, por un techo, por tu pecho.

Como oleaje, me rijo siempre pautado
por los menguantes de la Luna espumaré
nariz al suelo, jugando a descifrar tus
mas efervescentes olores a pies altaneros, olores a casual
cazuela de huesos, lo soy, por antes
hacía el fuego donde fricciona
tu mano, sobre, y enérgicamente sobre la mía,
¡Qué Diablos!…tu mano.

IV. La extinción:

¡Conejillo de indias seré.
ratón enjaulado.
Puñado de reacciones,
esperando tus contracciones!

¡Como animal de costumbres no más - Qué soy - !

Aunque este sea…

El fin de tu fetiche experimento,
cuando ruede mi cabeza como esfera decapitada,
y el vaivén de mi cuero haya cumplido
a tus más oscuros sometimientos. Los refuerzos,
aquellos aún, seguirán siendo mis refuerzos,
tú misma: mi castigo; la conducta delirante.

El Conductismo
está muerto: compadrito
¡Yo soy el Conductismo!
Homo extinto ahora fui
Eternamente…
fui.

2 comentarios:

Negris dijo...

seria bueno hacerte desear solo al escuchar el sonido de sus caderas...
seria bueno encerrarte por un par de horas para ver cuanto demoras en quedar mojado...
Seria bueno no reforzarte, pero agradecer tu conducta delirante, aunque la idea del sabueso es exitante, creo que la lujuria frenetica sera mas sucia si volcamos aquellos pensamientos eyaculados al salivar... irremediablemente enloquecedores, humedos, bajos, sucios...

Un abrazo gigante para ti buen sabueso, espero prontas novedades de tu conducta delirante...
aaahhhh y no olvides reforzarte en lo de los calcetines...

se le quiere animal de costumbres... no se olvide de desear.

Pola Barros dijo...

La interminable fuga de inconcientes...tan amarrado amigo..tan reprimido...tan enseñado..tan fatidicamente contradictorio y manso y fragil y perro chico que murde como rata. quien lo hizo cuentenos, fue realmente ese malvado o fuiste tu.