13 feb 2008

COMO NERUDA VIEJO


(no resulta si no se lee con el tonito nerudiano)



Dadme, dadme todo el amor,
dadme todo el amor de los hombres,
de las muchachas, de los niños y los gatos.

Yo voy a multiplicarlo por todas las estrellas del Universo,
como arena en los botes del pescador,
como roquerío costero,
como levadura del pan que florece abundante
en las manos llagadas de la mujer norteña.

Aquí, en el desierto más árido del mundo,
encuentra cobijo mi alma cuando germinan,
de pronto, las voces de mis hermanos sin voz,
aquí, resucitan los espejismos como hombres,
entre espinas furibundas caídas desde el cielo,
entre las piedras como laberintos que se abren.

Todo el amor escondido detrás de una tumba.
Todo el amor salpicado por la risa de un niño.
Todo el amor de la sangre derramada.
Todo el amor de los árboles perennes,
como el beso de un hijo en el lecho de su madre.

Dadme, dadme todo el sufrimiento,
Dadme todo el sufrimiento de los sin nombre,
de los que nacieron para inmolar su risa, sus corazones,
de las espigas, de los sauces, de los que no retornaron,
para arrullarlo como gorrión herido entre mis brazos,
y colarlo hasta sentir el fuego que arde las calderas del minero,
transmutarlo en la poesía que escribe la mujer en su vientre,
el cuajar fructífero de una cazuela biológica.

…Todo el amor de la gente de mi pueblo,
no cabe en un sólo pecho otoñal.

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